¿Cómo manejo la culpa?

La culpa está acompañada de sentimientos que nos hacen sentir todo, menos placer. De seguro cuando te has sentido culpable, has llegado a sentirte triste, enojada o hasta impotente. Nos podemos sentir culpables por cosas de nuestro pasado, presente y hasta de nuestro futuro.

Algo que mi papá, con lo que él ha aprendido en sus clases de la filosofía budista, me ha enseñado es que la culpa es uno de los pilares que prolongan el sufrimiento y, por supuesto que no queremos sufrir. Cuando nos revolcamos más y más en sentir intensamente la culpa, en hacerle más grande y en “ahogarnos” en ese sentir es cuando en vez de que nos ayude, empeora la situación.

Arelí, ¿dijiste ayudar? Así es, la culpa nos puede ayudar a estar alerta ante diversas situaciones que nos han herido o que nos han hecho sentir mal. Nos hace ser conscientes de lo que queremos y no queremos vivir. Nos ayuda a concientizar nuestros errores para beneficio propio y de los que nos rodean.

La solución: responsabilizar y aprender.
Es necesario el poder tomar acción de lo que sentimos y de lo que vivimos. Hay que tomar cartas sobre el asunto y preguntarnos el qué es lo que aprendimos y qué es lo que necesitamos tomar de ahí para salir adelante.

Algunas de las acciones que podemos hacer son:

  • Ser autocompasiva con la situación, tus sentimientos, tus emociones y más. Recuerda que la compasión no es lo mismo que la lástima. La compasión viene de la bondad y no te hace débil ni te hace ser menos.
  • Suelta aquello que no se podía controlar. Solemos querer ejercer el control de muchas cosas cuando, la realidad, es que no las controlamos, así que, es necesario aceptar lo sucedido y soltar tal cual pasó.
  • Perdónate. Como lo hablamos en otro post del blog, el poder perdonarnos tiene más poder de sanación en nuestros procesos y nos trae un sentimiento de bienestar al dejar ir y sentirnos mejor con el presente.
  • Aprende del error. Tal vez ni siquiera es un error y tú ya lo catalogaste como tal. Cuestiona lo que viviste y selecciona los aprendizajes de la situación. Siempre hay algo que retomar y tomar para tu beneficio y, como lo escribí al inicio, pregúntate y cuestiónate qué es lo que aprendiste de la situación.

Si consideras que tu proceso necesita ayuda o más apoyo, no dudes en buscar ese apoyo psicológico de ese experto de tu confianza. Buscar apoyo no es malo y no estás ni estarás sola en el proceso.

Referencias:
Psicología de la culpa
Estrategias de afrontamiento ante los sentimientos de culpa (PDF)